MI GENERACIÓN: El primer LP
Seguimos en el febril verano de 1971.
Como nuestra compañía era de bajísimo presupuesto, aprovechaba horas nocturnas en las que nadie sensato o con dinero alquilaba el estudio, para grabar a tarifa reducida. Así que, durante dos o tres semanas, después de la diaria actuación en Silvi’s, alrededor de las cinco de la madrugada, nos metíamos en los Estudios Gema y grabábamos hasta el mediodía, momento en que éramos desalojados por algún cliente de más postín.
MY GIRL
Christine, la inglesita que conocí en Sitges el año anterior, vino a pasar las vacaciones de verano conmigo. Paco, siempre hospitalario, nos acogió a ambos en su chalet compartido de Castelldefels.
A mis dieciocho años, Christine era la primera chica con la que vivía, pero no sólo eso, como no se separaba de mí ni un segundo, acabó siendo durante aquella grabación el anónimo sexto miembro de Mi Generación. Me explico:
Los ambiciosos arreglos vocales de Eliseo exigían más y más voces. Paco y yo ejercíamos de soprano, aunque yo a veces cantaba también como bajo (óigase “Frustrado”), pero no estábamos siempre a la altura de las expectativas ni de los tonos endiabladamente agudos que debíamos cantar. Para empezar: lo nuestro era puramente de oído y carecíamos de una apropiada técnica de canto, de modo que, por voluntariosos malgastábamos a veces la voz forzándola en las actuaciones previas; yo, que padecía sinusitis complicada con asma, era víctima de frecuentes crisis respiratorias que, o bien me provocaban ahogos audibles en la grabación o exageraban hasta lo insoportable el timbre nasal de mi inmadura voz. Por su parte, el particular timbre y estilo de Paco, desaconsejaba que él cantase todas las voces altas. Total: que las sesiones vocales se tornaban a veces sesiones de tortura.
Alguien tuvo la genial idea de proponer que mi chica, que siempre estaba presente, reforzara un coro, probamos y, una vez superada su terrible vergüenza (tenía que estar sola en el estudio), resultó que sí sabía cantar como me había dicho en Sitges, aunque con una voz un tanto atiplada. De todas maneras ayudó digna y afinadamente, tanto que, a partir de ahí Eliseo empezó a crear expresamente voces para ella en algunos de los diez temas del álbum, que como ya sabéis son:
“Deja que alguien te ayude”. Compuesto y cantado por Toni, en un tempo solemne, creo que convence a quien lo escucha de que debe seguir escuchando. Escuchar ayuda a comprender.
«Otro sueño”. El pulso de la naturaleza, la claridad, la vida sencilla con que Eliseo soñaba más que cualquiera de nosotros, en sencillos versos entrelazados. Una auténtica filigrana. Ésta, junto a “Di por qué” aparecería posteriormente publicada en nuestro segundo single y llegó al número 14 de la lista de Los Cuarenta Principales.
“Solo estás y estoy”. Dramático grito de protesta de Toni, lanzado a través de la voz de Javier aprovechando su lirismo desgarrado.
“Di por qué”. Esta es mi propio grito de protesta contra un mundo empeñado en devolverte al carril, por mucho que tú te empeñes en salirte de él, escrito con la única idea de servir a una melodía de Toni. Crudamente separada la primera parte a capella, en la que gritábamos mas que cantar todo mi apocalíptico texto, de la segunda; un larguísimo y efervescente crescendo jazz-rock que desarrollaba el tema instrumentalmente hasta la locura. “Di por qué”, se convirtió en nuestro himno de guerra y nuestra bandera.
“Tema sobre el Tercer Movimiento de la Sinfonía del Gran Cañón”. Este título tan largo correspondía a una cosita muy cortita que Javier solía tocar a la guitarra, que sonaba a anuncio de Marlboro y a curtido cow-boy, y que en realidad era una mezcolanza, subliminalmente asentada en su cerebro de músico, de “On the Trail”, el pasaje más conocido de la “Suite del Gran Cañón” de Ferde Grofé -un señor del que nunca habíamos oido hablar-, y del tema central de la película “Los siete magníficos” de Elmer Bernstein, pero él no tenía ni idea, y nosotros, menos.
La cuestión era que necesitábamos algo cortito para completar el minutaje de la cara A, y Eliseo le añadió un estupendo arreglo con muchas voces, para hacerlo más Mi Generación, pero una vez grabado, seguíamos sin saber cómo titularlo y finalmente, el maestro Casas se lo atribuyó íntegramente a Grofé -quizás por desconocimiento- y así figura en los créditos.
“26-7-71”. Música de Eliseo, y letra de éste, su seguro servidor, que sigue escribiendo por la causa, es posiblemente lo mejor que hayamos hecho juntos. Optimismo y alegría de vivir contagiosos y poco habituales en la música de Mi Generación, podría haber sido un número uno de haber estado el grupo en buenas manos.
“De mí para ti”. Este tema de Javier, ejecutado en solitario en íntimo diálogo con una guitarra Martin que alguien le prestó para la ocasión, nada tiene que ver con el dadivoso “From me to you” de los Beatles. Es la carta de despedida a un joven deprimido y oprimido por el peso de la inminencia de la “mili” -que es como una muerte provisional- y que se pregunta si su vida tiene sentido, buscando consuelo en lo de “el mal de muchos”. La frase genial que alivia la congoja es: “Si al despertar puedes amanecer, podrás pensar que aún quedan cosas que hacer”.
“Frustrado”. Eliseo, que seguía siendo una caja de sorpresas, nos trajo esta maravillosa bossanova de intrincadas armonías y críptico mensaje, que no acerté a comprender hasta mucho tiempo después. Yo pensaba que era otro quien hablaba por su boca, porque ¿qué razones podía tener alguien tan brillante para sentirse frustrado?…
“A dónde va tu mente”. Esto, que era otra colaboración entre Eliseo y yo, fue nuestra aportación psicodélica al disco para que no faltara de nada, siguió el proceso inverso al habitual: yo concebía las letras en inglés, que me resultaba más creativo, y luego las adaptaba al español, que me quedaba más correcto. Pero en este caso, lo que hice fue traducir al inglés una letra que originalmente escribí en español para que resultara más psicodélica, y el resultado, dado el precario nivel de inglés que padecía, fue un fiasco gramatical del que me avergüenzo hondamente.
“Where is going your mind”, el título, ya es gramaticalmente incorrecto, Eliseo -que es quien la cantó-, sabía por entonces aún menos inglés que yo, y se tragó sin rechistar todos los fallos sintácticos.
En principio, el tema constaba de dos partes claramente diferenciadas, de las cuales la primera sólo era una breve justificación a un estribillo repetido ad libitum que era la gran pregunta, ¿a dónde va tu mente cuando no está aquí?; un guiño al vuelo sin motor que proporciona algún psicotrópico que ya por entonces habíamos probado, aunque tímida y ocasionalmente, nada que ver con lo de los Beatles o Jim Morrison. La palabra “mind” daba mucho juego.
Sin embargo, una vez grabado aquello que era nuestro “Hey Jude” particular, alguien decidió que era demasiado largo y le dio tijeretazo, eliminando la parte más interesante para dejar nada más que el preámbulo, quedando éste completamente cojo e injustificado, y enlazándolo en un burdo fundido con el inicio del siguiente tema.
“Lágrima”. Este tema sin letra, homónimo del de Francisco Tárrega -que Javier tocaba también muy bien a la guitarra-, sólo existía en la cabeza de éste, hasta que lo transcribió el maestro Casas tras una sesión de canturreo en la que le fue transmitiendo nota por nota la melodía y el arreglo, que el maestro se encargó de orquestar para un pequeño ensemble que recuerda bastante a una “cobla”, pero con cuarteto de cuerda añadido, y es que el maestro era molt català. Eliseo por su parte, creó unos coros magistrales desarrollando un complicado canon que conducía de nuevo al tema pasando previamente por los Cerros de Úbeda, provincia de Jaén. Al final salió una pequeña y curiosa joya.
LOS CRÉDITOS
Aparte de la barroca y florida simplicidad de la portada, en la aún menos cuidada contraportada no aparece mención alguna de la accidental colaboración de Christine Wells, como tampoco figuran los nombres de otros colaboradores, a quienes quisiera dedicar hoy mi humilde homenaje y reconocimiento:
Nuestro admirado maestro Josep Casas Augè, que transformó nuestros tarareos en partituras, arregló y dirigió las intervenciones orquestales, y halló justificación para todas nuestras extravagancias armónicas.
Nuestro no menos admirado Ricard Roda (tío de Xavi), que regaló su sabiduría jazzística a nuestra causa en las maravillosas improvisaciones al saxo y la flauta que añadieron dignidad extra a “Frustrado”.
A Xavier Batllés, el gran músico que descubrimos bajo el guardapolvos gris de ayudante de grabación, por la mandolina que dio color al “Tema del Gran Cañón”; sus percusiones; su acompañamiento al piano en “Di por qué” y sobre todo, por aquel majestuoso La con que cubrió mi escandaloso fallo al no darlo con el bajo en la segunda parte de la segunda parte.
A Miquel Casas, nuestro abnegado productor, por su voluntarioso acompañamiento a las claves en “Frustrado”.
Y al prematuramente desaparecido Salvador Mayolas por el simulado solo de steel guitar, ingeniosamente ejecutado con la ayuda de un mechero que deslizaba sobre las cuerdas de una guitarra convencional, cuyo peculiar sonido dimos en llamar “el submarino”, en “A dónde va tu mente”.
Gente muy valiosa para una producción muy modesta, tanto que el álbum ni siquiera tenía nombre. Nos dimos cuenta cuando ya estaba lista la portada. Luego nos explicaron que se llamaba “mi generación”; tal cual; en minúsculas, que era lo único que podía leerse en la portada, pero yo creo que fue otro olvido.
Próxima entrega: El festival de Sagunto.